En la primavera de 218 a.C., el estadista y general
cartaginés Aníbal Barca partió de Sagunto, en la costa española, atravesó los
Pirineos y, tras cruzar el sur de Francia, emprendió el paso de los Alpes.
Los superó en octubre, tras lo cual invadió Italia. “Llevaba
un ejército de 50.000 hombres, 9.000 caballos y 37 elefantes”. Tanto los indios
como los griegos habían usado estos animales para la guerra, pero era e la
variedad asiática, más pequeños y fáciles de domesticar. Los de Aníbal eran de
la subespecie Loxodonta africana cyclotis, de 2,3 metros de altura, que
habitaban en zonas boscosas próximas a la cordillera del Atlas y habían sido
domesticados por guerreros númidas.
Aníbal, en un fresco italiano del siglo XVI
Y de ellos ¿Cuántos sobrevivieron en Italia?
Aunque se le suele considerar uno de los más grandes
estrategas militares de la historia, Aníbal sobreestimó sus posibilidades de
éxito en esta ocasión. Tras viajar mucho kilómetros con su ejército y sus
paquidermos africanos, cuando alcanzó el norte de Italia, la ferocidad de los
combates y los rigores del invierno redujeron los efectivos de la expedición
cartaginesa a 26.000 soldados, de los 50.000 iniciales.
“SOLAMENTE SOBREVIVIÓ UN ELEFANTE”, de los casi cuarenta que habían
cruzado los montes alpinos. Quizá por eso, aunque venció a los romanos en las
batallas de Tesino y Trebia, el gran general no logró apoderarse de Roma.